Oscar Rene Vargas: La guerra desatada por Ortega Murillo
|1. A cuatro meses del inicio de las protestas pacíficas reina la inseguridad en la población. Las amenazas, detenciones y torturas son las principales causas por las que recurre la población a las organizaciones defensoras de los derechos humanos después del 18 de abril.
2. La guerra desatada por el gobierno Ortega-Murillo con sus policías y paramilitares encapuchados persigue el aniquilamiento y destrucción las protestas sociales. El movimiento social no puede encarar la guerra con la misma lógica que el gobierno Ortega-Murillo.
3. Ortega-Murillo son el nodo central del gobierno que controla y manipula a sectores sociales para perpetuar sus terribles crímenes contra los ciudadanos desarmados. No hay que olvidar que el caudillismo está presente en muchas personas lo que permite la manipulación de muchas conciencias de parte del régimen.
4. El movimiento estudiantil de abril 2018 inicio la ruptura del sistema político del co-gobierno Ortega-Murillo + Gran Capital, dado el generalizado hartazgo y fracaso de ese modelo que causo más empobrecimiento en la población en general.
5. La respuesta del régimen a las protestas ha sido la demencial represión. La mentira, la manipulación, la justicia corrupta, la impunidad, el insulto y la represión nos demuestran que los desatinos del poder han sido muchos y los silencios cómplices también. Creo que la crítica a destiempo no es crítica, sino justificación.
6. Según la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (UPANIC), la toma de cincuenta propiedades reportadas hasta el 16 de agosto, que en total incluyen 8,742.5 manzanas, le han generado al sector privado US$ 16.4 millones de dólares en pérdidas.
7. La posibilidad cada vez más cercana que Ortega-Murillo tenga que negociar una salida a la actual crisis sociopolítica, lo obliga a negar la posibilidad que venga la Comisión de Trabajo de la OEA a Nicaragua. Es una manera de alejar lo que considera un peligro para el o para los miembros de la nueva clase.
8. La frase de Ortega que “eso nunca va a ocurrir” refiriéndose a la llegada de la Comisión de Trabajo de la OEA a Nicaragua, debe de traducirse en algo así como: “a mí no me conviene o me da miedo de lo puede suceder después”.
9. Las cosas suceden porque pueden suceder, lo imposible nunca ocurre. Por eso, en la coyuntura actual es necesario tener en cuenta algunas consideraciones.
10. La primera es que no debemos desestimar la actual guerra del régimen, porque apunta al objetivo de poner de rodillas al movimiento social. Si observamos en perspectiva podemos afirmar que estamos en una fase de destrucción masiva capitaneado por Ortega y su brazo armado: los paramilitares encapuchados.
11. Vivimos un agravamiento del clima represivo que persigue el descabezamiento de los liderazgos locales y barriales que trata de impedir el resurgimiento de los movimientos sociales e imposibilitar la conformación de un liderazgo nacional. Nicaragua no ha recuperado la normalidad.
12. La población sufre altos niveles de incertidumbre e inseguridad a causa de la represión gubernamental que enfrentan sobre todo los jóvenes, sin importar que hayan participado o no en las demostraciones pacificas en contra del régimen. A los presos políticos los condenan sin prueba alguna.
13. La segunda consideración es la defensa de los derechos humanos de todos los ciudadanos. Es en la defensa de los derechos humanos cuando la población su condición de ciudadano, cuando le da forma y sentido a su ser colectivo. La defensa ante los ataques de los paramilitares tiene la capacidad de cohesionar al pueblo, mientras que la represión políticamente al gobierno, tanto a nivel nacional como internacional, siempre y cuando si somos capaces de mantener la movilización social por mucho tiempo.
14. Incluso no volver a poner los tranques y barricadas tiene sentido. No tiene el menor sentido político de jugarse el futuro de las protestas en un arrebato de mostrar al gobierno que no hemos sido derrotados. Se trata, en esta etapa de lucha, de mantener el espíritu de lucha del movimiento social por otros medios.
15. Por lo tanto, en estos momentos la clave es la permanencia, persistir y sostenernos para sobrevivir como movimiento social. En esta etapa, es necesario ponerles nombre a los muertos, a los presos políticos y a los desaparecidos. Con Ortega-Murillo ha renacido el somocismo en Nicaragua.
16. Es la insurgencia de la oralidad colectiva: los relatos de los dolientes de miles de personas que han sufrido y sufren de la represión del régimen. Cuando hay gente capaz de sentir el dolor ajeno, eso nos da esperanza de que la lucha continuara.
17. Las comunidades están optando por la defensa no violenta de sus derechos humanos de sus líderes locales, de sus presos y sus desaparecidos en sus territorios. Hay que estar claro que no hay atajo para evitar el dolor y la muerte provocada por la represión de los paramilitares, pero hay capacidad para transmutarlas en potencia colectiva.
18. La tercera consideración es compleja, porque el movimiento social no tiene experiencia en un camino tan necesario como inédito en Nicaragua: la lucha no violenta.
19. El reto es derrotar políticamente la estrategia de aniquilamiento implementada por el gobierno Ortega-Murillo y, de forma simultánea, crear una estrategia política para alcanzar la victoria.
20. En este recodo de la historia política no tenemos otra alternativa que la creatividad. No tener estrategia nos llevara al fracaso y se volvería a tropezar con la misma piedra: permitir la continuidad del régimen dictatorial.
21. Estamos en un periodo de gran confusión, sin liderazgo nacional reconocido, los liderazgos locales desarticulados por la represión; necesitamos apegarnos a una estrategia que no puede ser neutral: el objetivo es la derrota política del gobierno Ortega-Murillo.
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