Análisis: Ortega se derrota a sí mismo todos los días
|Por Luis Galeano
La aprobación de la Ley de Auto Amnistía, es la herramienta que el dictador Daniel Ortega, encontró para reconocer que los rehenes políticos no han cometido delitos y que por tanto tenían que recuperar la libertad que les había arrebatado. También es el instrumento que ha usado para tratar de “limpiar” los crímenes que él y su esposa, junto a sus secuaces sedientos de sangre perpetraron a partir del 18 de abril.
Vamos por parte. Ortega se derrota cuando no ha podido en meses quebrar la voluntad y la decisión de ningún secuestrado político, haciendo que confiese lo que sueña con escuchar: “Si, somos golpistas, si, somos terroristas”.
Ortega se derrota cuando admite con la ley que no hay manera de demostrar la culpabilidad de esos secuestrados, porque sabe que los procesos desde el arresto arbitrario, hasta los argumentos de terrorismo contra quienes inflan globos azul y blanco; y cantan el himno, no se pueden sostener.
Ortega se derrota por tanto, reconoce ante el país y el mundo – y hasta lo escribe en la ley-, que a quienes ha privado de su libertad, son nicaragüenses que a su parecer y los de sus verdugos del sistema penal y judicial, han cometido “delitos políticos” y que esos “delitos” que no existen en nuestra legislación, les han sido perdonados.
Parte de su base embelesada por el discurso engañoso y marrullero, lo verá como el actuar magnánimo de Ortega, que se convierten el “perdonador” de los “golpistas” que según el discurso de la dictadura, destruyeron el país a partir del 18 de abril.
Pero otra parte, al menos la que reflexiona un poco y va más allá del discurso, debe preguntarse ¿Cómo es que el comandante retrocede en lo que prometió hace meses de que no habían presos políticos y que quienes habían perdido su libertad, tenían que pagar por los “crímenes de odio”?
¿Con qué cara el “comandante sabio” le ve la cara a la familia del recién inventado “héroe del amor” Bismarck Martínez, para decirle que la supuesta muerte de su deudo no será investigada ni que sus presuntos aniquiladores, serán castigados?
¿Cómo va a explicarles a los familiares de los 22 policías -que dicen que murieron como parte de los ataques de los “golpistas”- que hay que perdonarlos?
Más de uno escribirá, que “en nombre de la reconciliación y de la paz”, se acata la voluntad tomada por la dirigencia de forma disciplinada, tragándose el trago amargo de que una vez más les prometieron cosas que no iban a cumplir: El Comandante mintió.
Para justificar su mentira, en privado, Ortega debió ver los ojos a sus más cercanos para decirles: “Es la única manera de salvarnos todos, porque ustedes saben qué fue lo que hicimos, cómo lo hicimos y porqué lo hicimos, cuando ordenamos el ‘Vamos con todo’, es decir, nos salvamos en ésta o no tenemos como ni cuando”.
Ortega se derrota a sí mismo, cuando la auto amnistía la planteó a la Alianza Cívica quien sabe a cambio de qué, pero al no ser aceptada nunca, de forma unilateral ordena a sus empleados en la nueva “chanchera” nacional, aprobar a toda velocidad la auto amnistía, sin abrir en ningún momento a debate nacional -para alcanzar la estabilización- la conveniencia de proceder en ese sentido, y por tanto, en su afán por mostrar a la comunidad internacional que está cumpliendo con lo acordado, muestra su desesperación y dice “hagámoslo ya”.
Ortega se derrota, cuando se auto impone a él, su consorte y sus adeptos de más alto rango, el país por cárcel, ya que su amnistía, no sirve para salvarse de la justicia internacional, por crímenes de lesa humanidad. Cualquiera de ellos en cualquier aeropuerto internacional, en donde la justicia universal funcione, se puede encontrar con un juez Garzón, que les diga: Señor, señora, usted debe responder por Alvarito o la familia Pavón del barrio Carlos Marx y cienes de asesinados.
Ortega, se derrota cuando las sanciones internacionales vendrán independientemente de que saque los calabozos de su dictadura a los rehenes, porque incumple con el tema de las garantías constitucionales relacionados con las libertades públicas.
Ortega, se derrota cuando ordena que dejen circular vídeos de sus voceros y “figuras”, tarareando a su poca militancia, que deben den buscar la manera de reconciliarse con los “terroristas”, porque las elecciones no se ganan con marchas ni banderas, ni consignas, sino con votos; y saben que en esa línea, cuando tengan que aceptar unas elecciones con reglas del juego claras y con árbitros locales e internacionales imparciales, jamás lograrán ganar, porque los mismos militantes pasarán la factura y quedarán reducidos al mínimo electoral.
Ortega se ha derrotado, porque en busca de destruir la unidad de la población azul y blanco, atacando y desprestigiando, a algunos de los líderes emergentes, ha consolidado en la consciencia de los nicaragüenses, que el problema es él y su consorte, que no tienen futuro y que Nicaragua será libre quieran o no.
El reloj va en su contra indudablemente.
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